Para las personas con quienes comparto algunos genes, pero no puntos de vista.
Los y las quiero. Siempre.
Llevo pedazos de ustedes adentro,
pequeños fragmentos que compartieron conmigo,
todos más pequeños que una partícula de polvo.
Están enraizados en mi mente,
muy profundo,
se sienten míos y de ustedes,
al mismo tiempo.
Peleo contra ellos,
contra mi misma,
contra esa parte que quiero perder,
pero no completamente.
Por favor quédense.
No quiero sus partes,
no todas al menos.
Algunas sirven,
de vez en cuando.
Lo que no me gusta lo puse en la puerta de entrada,
o de salida,
como quieran verlo.
Está abierta,
siempre.
No se vayan.
Déjenme regresar algunos fragmentos,
tal vez quieran alguno de los míos a cambio.
No son perfectos,
están un poco rotos,
duelen por momentos,
pero son míos,
completamente míos.
Hablemos de esto,
aunque estemos cansados,
aunque la batalla se sienta perdida,
aunque no nos reconozcamos.
Armemos algo nuevo,
algo que podamos llevar todos.
Será nuestra pequeña tregua.
Perdón por regresar los pedazos,
ahora me doy cuenta
que siempre fueron suyos,
completamente suyos.
Yo solo los usé por un tiempo.
Dejé algunos míos a la salida
o la entrada, como sea.
Tómenlos prestados un rato,
si quieren.
No se vayan aún.