Vacía,
envuelta en kilómetros de piel,
arropada por abrazos y risas,
por canciones de cuna y amores imposibles
pero vacía.
Tan vacía que ya no me encuentro.
Me escondí en una esquina de la mente,
y construí la muralla más solida.
No hay nada ni nadie.
Solo las paredes en blanco,
vacías aún.
Mi piel es el jarrón que adentro no tiene flores.
Yo estoy.
Solo estoy,
existo,
solo existo,
acompañada del vacío que vive dentro.
Estoy vacía.
Vacía sin ganas de llenarme.